Accesorio para propiocepción Seguro que alguna vez has oído hablar de la propiocepción. Pero ¿qué es en realidad? La propiocepción es la facultad que tiene nuestro cerebro de informarnos sobre la posición, función y movilidad de cualquier parte del cuerpo.

De esta manera nuestro cerebro puede conocer, en todo momento, la posición de cada parte de nuestro cuerpo, cuánto se mueve una articulación, con qué grado se estiran nuestros ligamentos, músculos etc.

A diferencia de los otros sentidos como la (vista, gusto, olfato, tacto, audición y equilibrio) por los cuales percibimos el mundo exterior, la propiocepción es una modalidad sensorial distinta que proporciona retroalimentación únicamente sobre el estado del cuerpo interno.

Quiere decir, que lo hace a través de receptores o sensores dispuestos en articulaciones, ligamentos, tendones, músculos y piel.

En nuestro curso de fisioterapia, enseñamos a entrenar al sistema propioceptivo con ejercicios específicos para la recuperación de todo tipo de lesiones.

Propiocepción, ejercicios y beneficios

En los cursos de fisioterapia enseñamos a trabajar en la mejora del equilibrio y la propiocepción del paciente. Preparando y estimulando las articulaciones, buscando siempre la máxima flexibilidad y fortalecimiento de las estructuras articulares.

Por ejemplo, si un deportista resulta lesionado y tiene dificultades con su movilidad funcional, la fisioterapia puede ayudarlo a mejorar su rango de movimiento y su fuerza para que se sienta mejor y se mueva mejor.

O, si una parte de nuestro cuerpo resulta dañada, como ocurre con los ligamentos en un esguince de tobillo, será necesario reentrenar este sistema, para que de esta manera se rehabilite correctamente la articulación afectada.

Un trabajo que sólo puede ser realizado por profesionales fisioterapeutas, en una consulta de fisioterapia, para que el paciente recupere estas funciones de forma segura y completa.

La propiocepción es clave para conseguir una buena rehabilitación y poder volver a la normalidad después de una lesión o cirugía.

Sin la propiocepción, no podemos movernos. Pongamos un ejemplo, si levantamos un brazo, incluso con los ojos cerrados, esto es propiocepción. O si caminásemos por una acera y luego caminásemos sobre césped, nuestro cuerpo sabe cómo adaptarse al cambio debido a la propiocepción.

¿Os imagináis lo que sería de nosotros sin este sentido?  Por eso ¡hay que trabajar la propiocepción!

En los últimos años se han creado algunos accesorios para estimular las reacciones musculares reflejas como:

Bosu: tiene forma de media pelota, habitualmente de latex y puede ser utilizada por personas de todas las edades, con este aparato se busca trabajar la musculatura en su conjunto y aumentar la flexibilidad, coordinación y agilidad.

Balanceboard: es una tabla de madera a la que se le añade en la parte inferior un balón de diferente grosor provocando desequilibrios a la persona que se sube. Este aparato fortalece y desarrolla músculos y recupera ligamentos que perdieron elasticidad.

Realizar ejercicios aumentando la dificultad de manera progresiva según la necesidad de cada paciente recupera las capacidades de propiocepción.

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