LESION MENISCAL: REHABILITACION Y RETORNO AL DEPORTE

Los meniscos desempeñan un papel vital en la salud de la rodilla al aumentar el espacio de la articulación tibiofemoral y el área de contacto, reducen el estrés localizado y amortiguan la fuerza de corte tanto rotacional como axial. La lesión de los meniscos puede alterar la cinemática de las articulaciones, lo que lleva a un aumento del estrés por contacto máximo y a cambios acelerados degenerativos de la superficie articular.

A pesar de la falta de estudios de alta calidad que evalúen la rehabilitación después de la reparación del menisco, los autores del presente estudio trataron de resumir la evidencia disponible con respecto a las fases de rehabilitación, la selección del ejercicio, los objetivos de entrenamiento, las medidas objetivas que rigen la progresión y la toma de decisiones clínicas.

La mayoría de las publicaciones sobre rehabilitación de rodilla provienen de la investigación sobre el ACL (Anterior Cruciate Ligament, Ligamento Cruzado Anterior). La rehabilitación de una reparación de rotura de menisco es muy similar a un protocolo acelerado del ACL, siendo el factor diferenciador más importante la consideración de la carga y el rango de movimiento. 

El tipo y la gravedad de la rotura de menisco ayudarán a determinar los plazos de carga de peso y la velocidad de progresión de la rehabilitación. Las roturas de menisco vertical longitudinal y en asa de cubo se prestan mejor para la reparación y la carga temprano, ya que se ha demostrado que estos patrones de rotura del menisco se reducen con la carga del propio peso. Por el contrario, las roturas radiales más complejas y de forma irregular tienden a distraer con la carga, lo que indica la necesidad de un rango de movimiento y una carga más conservadora dúrate al menos hasta 6 meses, mientras que todavía se produce la curación.

Después de considerar la gravedad y el tipo de reparación del menisco, el objetivo de la fase 1 debe ser el control del dolor, la reducción del derrame y el retorno de la extensión completa de la rodilla y la función de los cuádriceps. La flexión pasiva de la rodilla debe ser de 120 grados a las 4 semanas. 

Los criterios para avanzar a la fase 2 incluyen órdenes de carga de peso según lo tolerado, marcha normalizada, derrame mínimo y extensión activa completa de la rodilla.

 Al igual que muchas otras lesiones, los pacientes con reparación de meniscos tienden a progresar a su propio ritmo, con niveles previos de función y objetivos de actividad que son factores importantes que influyen en el enfoque de rehabilitación. 

El objetivo de la fase 2 es la restauración de más del 70% de fuerza en la extremidad intervenida quirúrgcamente (isquiosurales y cuádriceps), sentadillas con peso corporal a 75 grados sin dolor, subir y bajar escaleras sin dolor y equilibrio sobre una sola pierna durante 30 segundos sin pérdida de equilibrio. La fase 2 se caracteriza por la introducción al entrenamiento de fuerza regular, la restauración continua de la flexión total de la rodilla y el ejercicio cardiovascular de bajo impacto. La progresión más allá de la fase 2 incluye el retorno al deporte, el movimiento de alto impacto y los criterios de carrera. 

La fase 3 se caracteriza por el entrenamiento de fuerza con aumentos rápidos en carga y rango de movimiento, el trabajo del equilibrio y la estabilidad multiplanar, los ejercicios pliométricos, incluidos los skips, shuffles, jogging, el salto de doble extremidad y aterrizaje, y los cambios de dirección suaves y predecibles. El objetivo de la fase 3 es obtener un >80% de fuerza en la extremidad quirúrgica y una suave reintroducción al movimiento atlético específico de la demanda. 

El objetivo de la fase 4 es el retorno al deporte y obtener un >90% de fuerza en la extremidad intervenida. La fase 4 se caracteriza por una rehabilitación inspirada en la fuerza y el acondicionamiento, un enfoque significativo en la producción de fuerza y potencia, y un entrenamiento específico para el deporte.