Fisioterapia para suelo pélvicoEsta semana, abordamos otra de vuestras preguntas más frecuentes. La diferencia que existe entre quiromasaje y fisioterapia.

Comenzaremos explicando que el quiromasaje es una técnica que se usa comúnmente para la relajación inmediata del dolor y los espasmos musculares, mientras que la fisioterapia se orienta más hacia la rehabilitación de la función muscular y articular.

A pesar de que muchas personas consideran que los cursos de fisioterapia son técnicas alternativas, también puede decirse, que hay diferencias de otras.

De hecho, la fisioterapia incluso puede tratar problemas a largo plazo, el tratamiento disminuye rápidamente una vez que se identifica el problema y trata una variedad de afecciones y enfermedades.

Este enfoque integral no se detiene solo en el sistema musculoesquelético, también aborda afecciones del sistema nervioso.

Los pacientes con asma o apnea del sueño, por ejemplo, pueden ser tratados por fisioterapeutas cardiovasculares, quienes pueden usar ejercicios de control de respiración, o enfocarse en mejorar la movilidad de los músculos del pecho y el cuello a través de programas de estiramiento y fortalecimiento.

Tratamientos de fisioterapia en otros trastornos

Por ejemplo, los tratamientos de fisioterapia pueden abordar los trastornos del suelo pélvico, problemas como una mala postura, tensión muscular o artritis que causan dolor de espalda. El tratamiento dependerá del problema, pero se aplican algunos principios comunes.

De hecho, los estiramientos y ejercicios de fortalecimiento son cruciales para tratar la mayoría de los problemas.

Dependiendo de la causa, un tratamiento de fisioterapia en Bilbao puede aliviar el dolor crónico al fortalecer los músculos que rodean las articulaciones o músculos dolorosos.

El alcance de un fisioterapeuta incluye la evaluación basada en la evidencia, el tratamiento de los siguientes trastornos:

  • Distensiones musculares.
  • Esguinces de ligamentos.
  • Huesos fracturados o rotos.
  • Dolor de cuello y espalda.
  • Síndrome de dolor crónico.
  • Problemas pulmonares o respiratorios asociados con asma, EPOC o enfisema.
  • Problemas pélvicos, como problemas de vejiga o relacionados con el parto.
  • Trastornos neurológicos.
  • Dolor, hinchazón, rigidez y pérdida de fuerza muscular, por ejemplo, durante el tratamiento del cáncer.