Cuando hablamos de dolor lumbar o lumbago nos estamos refiriendo, en realidad, a un dolor localizado en la parte baja de la espalda, aunque existen muchas formas distintas de hacer referencia a estas dolencia, en un idioma más popular. Desde un punto de vista técnico hay que establecer algunas diferencias y marcar ciertas particularidades. Existe un término que define mejor al dolor en esta parte del cuerpo, en la región lumbar, y es el de “síndrome de dolor lumbar”. Solemos utilizar este término y no simplemente “lumbalgia”, porque el primero hace mejor referencia al problema, dada la multiplicidad de sus causas. Una variante de éste es la “lumbociatalgia” o “síndrome lumbociático”, que además de presentar la sintomatología del anterior, presenta también, una irradiación de ese dolor hacia el territorio del nervio ciático, es decir hacia la región glútea, hacia atrás del muslo e incluso a la pierna y al talón del pie.

¿De dónde proviene este dolor?

El dolor lumbar puede estar puramente referido a la columna lumbar, el que se origina en las estructuras que forman la columna lumbar y lumbosacra, o externo a ella, el que se origina en estructuras fuera de la columna vertebral, como por ejemplo: enfermedad ginecológica, renal, sacroilíaca o cuadros psicosomáticos. Para su manejo es indispensable un muy buen conocimiento de la anatomía y fisiología de la región.

¿Cómo se trata?

El tratamiento consiste en una serie de medias que deben incluirse en el programa de recuperación, ya que de no ser así, no se podrá esperar una buena recuperación.

El primer paso del tratamiento se basa en:

– La estabilización de la columna lumbar: Esto podemos lograrlo con medios externos como la utilización de fajas y corsés, que deben ser adquirirdos en ortopedias reconocidas. También es muy importante el ejercicio específico de tonificación y refuerzo de los músculos espinales  y abdominales. Estos ejercicios deben ser realizados solo cuando haya pasado la fase dolorosa.

– Medidas de higiene postural: mediante la utlización de sillas y mobiliario ergonómico en el puesto de trabajo, cuando se estudia, etc. Durante el levantamiento de cargas, desde el suelo, evitar flexionar la columna hacia delante, realizar la fuerza con las piernas y mantener los pesos pegados al cuerpo. Mantener un peso corporal adecuado. Adoptar posturas durante la sedestación adecuadas.

– Medidas adoptadas por el médico: administración de antiinflamatorios, miorelajantes, que solo son útiles durante un determinado período de tiempo, ya que pueden provocar otro serie de problemas.

El segundo paso consiste en el tratamiento del dolor y la descompresión de la columna lumbar, relajación de los músculos de los canales espinales y la restauración del movimiento  utilizando reflexología  y masajes terapéuticos específicos. La simpleza y el éxito de este tratamiento han sido comunicados en varios estudios y han ayudado a muchas personas a evadir cirugías riesgosas. Consulte para asegurarse que tratamiento  tiene su caso y disfrute los beneficios que millones de pacientes han descubierto.